LITERARTOBER 2022: Sombrero

 

Una suave melodía de piano envolvía la estancia, la luz, estaba tenue, armonizada por el titilar de un par de velas aromáticas que combinaban a la perfección con el olor de las sales de baño. Nada podía ser más relajante que aquello, pensó para sí misma, no obstante y para su pesar, el timbre de la puerta sonó. Protestó para sus adentros y hasta se planteó dejar que quien fuese volviera otro día, cerró los ojos e inspiró hondo, en busca de la paz perdida.

Otro chillido del timbre la devolvió a la realidad y resopló molesta, iba a ignorarlo de nuevo cuando se repitió, así que se incorporó, agarró el albornoz, se lo colocó con brusquedad y bajó las escaleras con furia. Descolgó el telefonillo, dispuesta a maldecir al cartero o a quien fuese tan pesado, pero no logró identificar como una silueta conocida a aquel hombre de gabardina y sombrero que ya se había dado la vuelta en la pantalla del vídeo portero.

-¿Quién es?- preguntó confusa.

El hombre no se giró, ni pareció inmutarse o responder siquiera, ella insistió de nuevo con irritación y, para su sorpresa, un pitido agudo emitido por el aparato atravesó su tímpano. Colgó convencida de que sería una broma pesada de algún tarado y comenzó a subir las escaleras, rumbo al baño de la planta superior, donde había dejado la calma arrebatada.

Entonces, el teléfono móvil emitió una melodía en la habitación contigua y resoplando se dirigió hasta allí y lo agarró. La pantalla rezaba “Número desconocido”, casi ni se fijó antes de ladrarle a su interlocutor. Lo único que quería era volver al agua calentita y se lo estaban arrebatando.

El mismo pitido que oyó hacía unos instantes salió esta vez de su teléfono móvil y, mientras lo miró estupefacta antes de colgar, una silueta con gabardina y sombrero surgió a su espalda e hizo un movimiento rápido que la dejó en el suelo.

Un camino rojo llevaba desde la habitación principal hasta el baño, ahí, bajo el agua roja de la bañera, se encontró el cuerpo de una joven degollada.