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Mostrando entradas de agosto, 2017

Cuando lega el cambio - 12

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Llevábamos a saber cuánto tiempo entregados a los brazos del otro, con un beso largo, calmado y tierno que hacía vibrar a mi corazón de felicidad y me dejaba sin aliento, haciendo que lo buscara en él. Como si de pronto estuviésemos bajo el agua y la única forma de respirar fuesen sus labios, aquellos que hacía tiempo tenía ganas de probar, como si de una fruta desconocida se tratase. Era la primera vez que me besaba con alguien, pero estaba segura de que no existían unos labios más dulces que aquellos, alguien amargo no podía dar besos así y Edmund era todo azúcar a mi parecer. Me sentí flotar, no físicamente por supuesto ya que mis pies nunca despegaron del suelo, no obstante yo me sentía en el mismísimo cielo, sobrepasando las nubes, volando entre las estrellas de la noche ¿Era posible que tanta felicidad cupiese en mí sin desbordarse? Cuando nuestros labios se separaron, los míos lloraron su ausencia, suspiraron por otro beso, así que concedí el deseo que me imploraban, inun

Cuando llega el cambio - 11

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Conforme pasaba el tiempo y la luz del día iba abandonando las calles con disimulo, la incertidumbre me atenazaba más y más ¿Acaso no había entendido mi indirecta? No pude hablar más claro porque estábamos rodeados de oídos indiscretos y ya se había armado bastante alboroto a causa de la lengua viperina de Katie. De todas formas, no era lo único que me inquietaba y es que ella había hablado acerca de rumores ¿Sería un invento o alguien se había dedicado a hablar malintencionadamente sobre nosotros? Si era así, tampoco costaba imaginar de quien provendrían. Alterada por los nervios, me dirigí a la cocina, donde me encontré con Lilith, quien estaba terminando de hacer la cena mientras hablaba animadamente con mi madre. Las dos se giraron al verme entrar, abandonando su charla. -¿Se sabe algo de él?- preguntó mi progenitora. Moví la cabeza en gesto negativo. -No estié triste, señiorita, verá que lliega- respondió Lilith en un afán de tranquilizarme. -¿Y si no le apetece venir?

Cuando llega el cambio - 10

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Al día siguiente estaba tan feliz de volver a encontrarme con Edmund que casi ni me di cuenta de que mi madre me había llamado desde arriba de la escalera cuando estaba a punto de salir. -Alto ahí jovencita- imperó para detenerme. Yo me giré y esperé a que me comunicara aquello que le hacía retenerme, mas ella se tomó el tiempo de bajar hasta donde yo estaba para observarme más de cerca. -Veo que estás muy contenta- comentó con una sonrisa pícara. -Sí… hace buen día… - empecé a divagar. -¿Cuándo nos lo vas a presentar?- cuestionó dejándome totalmente en jaque. -¿A quién?- respondí con otra pregunta sin saber cómo escapar de aquello. -Al chico con el que te estás viendo por supuesto- siguió sonriendo y me guiñó el ojo con complicidad. Seguí mirándola con cara de desconcierto, no obstante ella se explicó. -Vamos, queremos conocerle. Invítale a cenar esta noche, quiero saber con quién es que pasa tiempo mi niña y qué tan agradable es para que estés tan radiante. Ante