LITERARTOBER 2022: Aquelarre
Puedo percibir de nuevo su presencia en la habitación, huele
a quemado, a viejo y a podrido. Aparece todos los días, sin faltar ni uno, para
recordarme las consecuencias del uso de la justicia. No es la única que he
visto, otras la han acompañado, pero quizás ella es la que más rencor me
guarda. Tampoco me extraña, le mandé arrebatar la vida muy joven, apenas con
siete años.
Estábamos tras la pista de un aquelarre de la zona y, tras
varios meses de larga lucha, por fin capturamos a todo el mundo y los mandamos
a la hoguera. Hay quien cree que quizás alguno era inocente, pero he
investigado el caso personalmente y estoy más que seguro que todos y cada uno
de los acusados practicaban la brujería.
Esta noche parece que no viene sola, no entiendo qué
pretende más allá de hacerme sentir culpable y no dejarme dormir, quizás por
eso van apareciendo más y más presencias en la habitación, porque ha visto que
ya me he acostumbrado y no me arrebata el sueño.
Me quedo mirando con intriga el macabro desfile de personas
quemadas que se quedan pegadas a la pared mientras me miran con desprecio,
tratando de comprender sus intenciones.
De pronto, uno de los presentes toca la pared y esta se
prende fuego hasta el techo. Al ver tal acción, me levanto corriendo de la cama
mientras uno a uno imitan el gesto, haciendo que cada recodo de la habitación
esté en llamas. Trato de alcanzar la puerta, pero la niña se pone delante y la
toca, reduciendo la estancia a un cubo llameante, una prisión terrible sin
escapatoria.
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