LITERARTOBER 2022: Espejo

 



Se despertó en mitad de la noche con un dolor de cabeza tan fuerte que decidió comer cualquier cosa para poder tomar la medicina pertinente, tras esto, iba a volver a la cama cuando notó un extraño cosquilleo en la nariz.

Se dirigió al espejo del baño para comprobar si se trataba de algún pelo o pelusa molestos y vio lo que parecía ser un pelo muy fino salir de ella. Lo agarró con unas pinzas y comenzó a tirar de él con intención de arrancarlo pero, para su sorpresa, este parecía más largo de lo que se había figurado. Siguió tirando con extrañeza y curiosidad el particular hilo que no se explicaba de dónde salía o cómo había ido a parar a su nariz, sin embargo la respuesta que obtuvo cuando un bulto pequeño y negro salió de allí y cayó en el lavamanos, no le gustó en lo absoluto. Se quedó mirando un momento sin comprender, entonces el bulto cobró una forma reconocible al recolocarse y mostrar ocho patas largas y finas.

Aquello no podía ser ¿cómo había ido a parar una araña dentro de su nariz? Siguió tirando y tirando de la tela de araña y salieron dos más que corretearon tratando de escapar. Abrió el grifo para ahogarlas y siguió con su ardua tarea de ver hasta dónde llegaba aquella tela, cada vez con más nerviosismo. Tiró y tiró y las arañas no paraban de descender por su nariz, de diversos tamaños, algunas huían correteando por su cara y pelo, la mayoría acababan ahogadas tubería abajo, pero cierto preocupante número comenzaba a salir indemne del incidente.

Por fin, pareció encontrar el final del hilo cuando obtuvo más resistencia, así que puso más fuerza en seguir y seguir tirando. Fue entonces cuando un bulto completamente negro quedó atascado en su orificio nasal. Siguió tirando y las patas comenzaron a salir, para su horror, de colores vivos, lo que indicaba que la araña precursora de todo aquello era claramente  venenosa. Las arañas supervivientes comenzaron a inquietarse una vez descubierta y puesta en peligro su reina y una a una empezaron a cubrir su piel. Tiró más fuerte y una enorme araña reina salió y se aferró a su cara mientras sus hijas cubrían el resto del cuerpo. Entonces, comenzó a usar su aguijón en los ojos y en cualquier recodo que encontró.

Nadie las volvería a echar de su hogar, no hasta que su nuevo anfitrión se pudriese, pero para entonces ya serían todo un ejército.


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