LITERARTOBER 2022: Pócimas
Su ama la había llamado para que la atendiese en sus
aposentos, era un extraño honor del que no muchas podían jactarse, ya que
siempre y cuando estuviese atendiendo a la señora, no tendría que limpiar o
preparar comidas y, con el tiempo, sería liberada, o eso se decía porque las
chicas que eran encargadas de aquella tarea no volvían a las cocinas.
Estaba peinándola mientras su ama se miraba al espejo del
tocador y se disponía a darse sus cremas de belleza, cuando empezó a hablarle.
-¿Sabes? No muchas tienen la ocasión de ver esto, te voy a
enseñar la clave de mi belleza y juventud. He visitado a muchos charlatanes que
me han dado distintas pócimas, brebajes y ungüentos para alargar mi juventud y
tersar la piel, pero todo era una porquería inservible y cara. Esto, es de mi
propia invención y de verdad que funciona, no esas pamplinas- dijo levantando
un recipiente metálico que estaba cerrado.
Ella asintió con la cabeza, prefería no hablar si no se le
pedía, no quería importunarla.
-Vamos a jugar a un juego, yo te lo enseño y tú tratas de
adivinar qué lleva.
Abrió el bote, del que emanó un olor un tanto desagradable,
pero que había sido tratado de enmascarar con hierbas aromáticas. Dentro había
un mejunje rojizo.
-Huele, huele, el olfato es muy bueno para estas cosas- dijo
su ama con una sonrisa pronunciada y los ojos brillosos de emoción.
Inspiró profundamente con los ojos cerrados, para
concentrarse mejor.
-Lavanda.
-Sí.
-Romero.
-Sí.
Un olor metálico se imponía por encima de los demás, un olor
que por desgracia le sonaba.
-¿Sangre?- cuestionó con nerviosismo.
-Sí ¿pero puedes concretar?
-No, señora.
-Es sangre de una muchacha joven, como tú, nada como la
sangre joven para traer juventud a la piel.
Algo en su cabeza hizo clic y de alguna manera entendió por
qué las otras chicas nunca volvieron a las cocinas y un sudor frío recorrió su
espalda al ser consciente de su destino.
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