Writober Literart: Tiempo
Las horas parecían no pasar nunca en aquel espacio tan
pequeño y vacío, ya no estaba segura de cuándo pasaba un día completo, no tenía
nada en lo que basarme más allá del hambre y de mis nuevos compañeros de
estancia.
Estaba al límite de mis fuerzas y no había conseguido nada,
ni soltarme tan siquiera un poco, ni gritar lo suficiente para ser escuchada.
Si me hubiesen preguntado, nunca en toda mi vida me habría imaginado que podría
acabar remotamente como estaba sucediendo, pero nada parecía indicar que fuese
a tener salvación alguna. Y lo que me dolía de todo aquello no eran solo los
sueños que dejaba sin cumplir, las cosas que dejaba sin hacer, sino lo más
importante. Nunca volvería a ver a mi familia, a abrazar a mis padres, a darle
un beso de gnomo a mi hermano pequeño, a compartir momentos con ellos o con mis
amigos… Ya no habría un a ver si quedamos, a ver si hablamos, a ver si tomamos
ese café, tan solo el silencio del reloj que no sonaba, en las horas congeladas
en esas cuatro paredes.
La verdad es que fue extraño, no me gustaba volver sola a
casa de noche, me daba miedo, pero ya por la tarde a estas alturas del año caía
la noche como si fuese aún más tarde, así que pedí un taxi a la salida del
trabajo para sentirme a salvo. Nunca imaginé que el supuesto taxista me
secuestrara, nunca imaginé acabar en un zulo atada de pies a cabeza, sin opción
a defenderme. Pero, lo que estaba aún más lejos de imaginar, era que mi
secuestrador acabaría muerto sobre mí, posiblemente de un paro cardíaco. Su
tiempo se había agotado, algo de lo que me alegraría de no ser que, por su
culpa, el mío también se desvanecía mientras trataba de no mirar esos ojos
vacíos que poco a poco iban poblándose de seres que degustaban su carne y que
seguro darían cuenta de mí también cuando mi tiempo se desvaneciese.
Comentarios
Publicar un comentario