Writober Literart: Media noche

 


Los pasillos del hospital estaban tranquilos aquella noche, aunque siempre iluminados y con cierto vaivén de enfermeras y celadores. Siempre se agradecía el hecho de no poder ser vista, aunque sí sentida por aquellos que tenían suficiente sensibilidad. Una corriente de aire que no venía de ningún sitio, una sombra fugaz que no pertenece a nadie, un parpadeo de las luces o quizás una sensación fría repentina, eso era todo. De una puerta entreabierta salió un recién llegado, aún con la mirada perdida, sin comprender que acababa de abandonar el reino de los vivos. Pobre… esa sensación de desconcierto del principio era asfixiante, el querer hablar con tu familia, consolarles y no poder, el shock que implica ver tu cadáver y comprender con una bofetada de realidad dónde has acabado, qué ha sido de ti. Sin embargo, no tenía ni tiempo ni interés en ofrecerle ayuda, estaba allí por mis propios asuntos.

Llegué al fin al ala de maternidad, apenas vigilada por un par de personas y observé a los recién nacidos en busca de mi futuro pequeño. La vida me había arrebatado a mi hijo hacía años, pero sería la muerte la que me lo devolviese, aunque no fuese el mío, aunque no pudiese encontrar a quien tuve una vez en mi vientre.

Me acerqué entonces a un niño que me llamó la atención dado su parecido y decidí llevarle conmigo. Besé su frente y al de poco su palpitante corazón se detuvo, se había dormido para siempre en el mundo de los vivos, para despertar a continuación en el nuestro, llorando como un recién nacido. Le acurruqué en mis brazos para acallar su llanto mientras abandonábamos el lugar en la media noche de una noche cualquiera.


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