Writober Literart: Prisionero

 


Hacía una noche horrible y, por supuesto, era el clima y el lugar idóneo para que el coche me dejara tirado. Me quedé entre mitad de la nada y ninguna parte, frustrado y sin cobertura, pero con la inmensa suerte de encontrar un hotel de carretera a pocos pasos de allí. Era un antro de esos, antiguo, decrépito, que con seguridad había visto días mejores y en el que no te extrañaría encontrarte alguna que otra cucaracha correteando por el lugar.

Estaba tan hastiado de todo, que decidí fumar un cigarrillo nada más llegar a la habitación y llamar a cualquier puta que estuviese despierta para que viniera a hacerme compañía. Mientras esperaba, empecé a dar cuenta del minibar y a observar el tugurio en el que estaba. Algo en lo que reparé fue un cuadro que había frente a la puerta: se trataba de una mujer despampanante con cara triste y pintas de hace veinte años más o menos.

Con algo de alcohol en el cuerpo, me tiré en la cama, momento en el que llamaron a la puerta.

-Pasa- ordené, sabiendo de quién se trataba.

Ante mis ojos apareció una mujer joven y rubia, de belleza bastante llamativa que me resultó algo similar a la del cuadro, pero pensé que podía tratarse de los efectos del alcohol. Pasamos una noche magnífica, o al menos eso recuerdo.

A la mañana siguiente desperté, pero no en la cama, que era donde me había quedado, sino en la pared, dentro del cuadro donde aquella misteriosa chica estaba cuando llegué, aparentemente prisionero del marco y del cristal del mismo, a los que aporreaba sin éxito.

Tan solo pude ver desde mi nueva celda cómo esa misma chica se iba de la habitación, dirigiéndome una sonrisa.


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