Writober Literart: Árbol
La vieja bruja me había dado las indicaciones que necesitaba
para lograr mi objetivo y me advirtió insistentemente acerca de los peligros.
Admito que mucho no la escuché, pues mis ansias por el preciado tesoro eran
mayores que mi miedo.
Pude haberme perdido en la inmensidad de aquel bosque, más
aún después de que cayese la noche, sin embargo, acabé llegando tras lo que
debieron ser muchas horas dando vueltas a juzgar por mi dolor de pies.
Aquel árbol era aún más grande de lo que me figuré, no cabía
duda que costaría trepar por él, pero escalar era una habilidad que tenía más
que domada, así que dejé cualquier cosa que pudiese pesar demasiado justo ahí y
me dispuse a alcanzar sus ramas. Mi objetivo aquel día era conseguir una de las
múltiples flores que lo adornaban, ya que se decía que concedían la
inmortalidad. Me reí por un momento interiormente pensando que seguro nadie más
contaba con tal don tan solo por lo complejo de encontrarlo y escalarlo.
Más o menos a más de la mitad del camino, un roce extraño en
mi pierna me sobresaltó. Cuando me giré para comprobar de qué se trataba, una
criatura que parecía emerger del mismo árbol me devolvió su vacía mirada
mientras trataba de aprisionarme. Pataleé entonces para zafarme de su agarre y
me apresuré en la subida, con el aliento que proporciona el cercano objetivo.
Me salieron al paso más engendros, eran humanoides, como si
hubiese humanos brotando del mismísimo árbol. Pude esquivarlos más o menos a
todos, con angustia, pero eficazmente. Entonces, para mi horror vi cómo mi
pierna de adhería a la superficie y, por mucho que tiraba, no lograba
despegarla. A mi pierna le sucedieron el resto de extremidades, mientras
aquellas criaturas avanzaban y avanzaban, cada vez más cerca, mientras yo me
hundía en la madera. Un montón de brazos se abalanzaron sobre mí, hambrientos
de vida, entonces, a las puertas de la muerte, comprendí por qué había aún
tantas flores…
Comentarios
Publicar un comentario