Writober Literart: Espejo
Tenía que matarla…
Simplemente ni era capaz de explicar su
existencia, si es que vivíamos en planos diferentes o qué, pero lo que estaba
claro, era que se trataba de otra persona.
No recuerdo bien cuándo empecé a
percibirla, pero pasó a estar en cada reflejo, en cada espejo, mirándome con
ojos fríos, juzgándome desde el marco, riéndose de lo patética que era mi vida…
Llegó un punto en el que quería ocupar mi
lugar, y eso no podía ser, no podía permitirlo. Se atrevió a jugar incluso con
mis seres queridos, con mi familia y amigos, haciéndoles creer que era yo,
interactuando con ellos en mi lugar mientras yo me desesperaba desde el otro
lado del espejo.
¿Cómo no veían que no éramos la misma
persona? Ella tenía un pequeño lunar en el hombro izquierdo y yo no, pero me
miraban con ojos extraños cada vez que hablaba del tema. Me llegó a hablar una
vez que nos quedamos solas, me dijo que acabaría conmigo y con los míos y que
yo solo podría mirar su trágico desenlace.
Se movía independiente a mí, actuaba, hacía
y deshacía ante mi asombro y terror y lo que era peor, cada vez que ella hacía
un movimiento, yo me quedaba quieta, perdía el control de mí misma, de alguna
forma era su marioneta. Mi marido decidió quitar los espejos de casa, se
empeñaba en creer que estaba mal de la cabeza y que no me hacían ningún bien.
Lo que él no sabía era que, si no estaban, yo no podría ver qué se traía entre
manos, y solo pensarlo me aterraba.
Fue entonces cuando oí gritar a mi hijo, sus
alaridos provenían del ático, y me dirigí rauda a socorrerlo. Cuando llegué, él
yacía muerto en el suelo, frente al gran espejo que un día estuvo en la
entrada, mientras ella me miraba desde ahí sonriendo y con un cuchillo
ensangrentado en su mano. No lo pensé y la apuñalé en el vientre con toda la
rabia y el odio que pude reunir, entonces comencé a sangrar en el mismo lugar…
Comentarios
Publicar un comentario