Writober Literart: Mirada
Conseguirlo fue un trabajo más que sencillo,
tampoco es que me haya encontrado con muchas preguntas y esta insulsa criatura
es tan simple como para mover la cola de alegría al ver a su nuevo dueño.
Patético...
Cuando entramos en casa se puso a olfatearlo
todo aquí y allí, curioseando lo que iba a ser su nuevo hogar, pero yo no
quería perder más tiempo y en seguida lo hice bajar al sótano. Lo até a una
tubería y me puse ropa vieja ¡el show iba a comenzar!
No me gustó descubrir que tendía a quejarse poco
ya que, por lo general, prefería que llorasen o protestaran de algún modo.
Prefería sentir su agudo dolor con cada golpe, así me relamía, me sentía
poderoso.
Seguro que cualquiera me tacharía de monstruo,
pero estaba lejos de serlo. Al igual que cuando compras un jarrón bonito solo
para estamparlo contra la pared, no sentía por qué debería percibirlo de manera
diferente. Yo pagué por él, me pertenecía, al igual que su estúpida existencia.
Cuando llegó el momento cúspide de la
experiencia, su mirada, con lágrimas saliendo de sus ojos, era más que
suplicante, pero no me tembló la mano, ya que el momento en el que la vida
abandonaba sus ojos era mi favorito.
Sin embargo, aquella experiencia fue vaga, casi
imperceptible. Supuse que era hora de subir la apuesta y buscar a una víctima
humana.
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