Writober Literart: Casa encantada
Seguramente todos conocemos un lugar así,
incluso el pueblo más recóndito y tranquilo tiene un edificio que posee una
fama siniestra, con un exterior poco cuidado y atrapado por la naturaleza. A
mis muchachos y a mí nos encomendó, un cliente bastante adinerado que había
tenido la curiosa suerte de heredar la casa encantada del pueblo, la
restauración de dicho edificio. Era una obra colosal que seguro nos embolsaría
una jugosa cifra, por lo que aceptamos de buen grado, yo el primero a sabiendas
de que por fin podría jubilarme con semejante suma.
El primer día ya nos dejó alguna que otra
señal sobre lo que se venía, sin embargo utilizamos la lógica antes de caer en
la histeria colectiva y no le di importancia a la desaparición repentina de
varias herramientas, ni siquiera a la de Jhony, aquel joven era muy
indisciplinado y le encantaba escaquearse.
Al edificio no le gustan los extraños,
ahora lo sé, pero es tarde para rogar misericordia. Nuestras vidas fueron
segadas una tras otra, empezando por la de Jhony, quien estaba lejos de
imaginar que acabaría desnucado tras una aparatosa caída por las escaleras del
sótano. Viéndolo en retrospectiva, él hasta tuvo suerte.
La siguiente víctima fue Peter, su cabeza
quedó aplastada cuando se vio bajo el peso de un armario que cedió de forma
repentina, algo que, de no haber sido por lo que siguió, bien podría haberse
quedado en otro accidente laboral.
Para nuestro asombro, las puertas y ventanas
desaparecieron en nuestras narices, dejando solo las paredes a la vista. Lo que
siguió, nos dejó a todos sin sangre en el cuerpo: de la cocina empezaron a
salir múltiples cuchillos que nos persiguieron como pajarracos enfurecidos,
hasta darnos caza. Unos cuantos perdieron la vida así, el resto corrimos en
busca de una salida, sin éxito. Finalmente acabamos encerrados en uno de los
baños. Para nuestro terror, la bañera estaba hasta arriba de un agua negruzca,
más como de un lodazal. De ella, surgió una esquelética figura, cuyo grito nos
reventó los tímpanos e hizo sucumbir, para despertar en esta eternidad
desventurada.
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