Literartober 2023: Color

 

*Nuevos tiempos*

-No es más que chusma, te lo digo yo, son todos iguales. Vienen aquí y se piensan que todo es suyo y pueden hacer lo que quieran- escupió el tendero mientras Noelia estaba a la cola.

-Quizás no piensen todos igual, pero es cierto que en el pasado han hecho mucho daño y eso que los acogimos con todo el cariño- respondió la mujer que la precedía en la fila.

Intentó no torcer el gesto ante lo que oía, no sólo por la repulsión hacia los suyos, sino también porque su conversación denotaba desconocimiento. Si bien era cierto que no lo habían hecho bien todo el tiempo, no era tan simple como lo planteaban, ni mucho menos habían sido recibidos con cariño, sino como refugiados que casi enjaularon y trataron peor que a mascotas.

-Sólo espero que por fin tengamos paz.

-No habrá hasta que no estén muertos todos, se lo digo yo, no saben convivir con los nuestros, son peores que las bestias.

Las palabras del tendero dolían en lo más profundo de su ser, pero trató de hacer oídos sordos mientras llegaba su turno.

Cuando puso sus artículos, él la miró con escepticismo, haciendo que un escalofrío recorriese su espinazo. Quizás se había arriesgado demasiado al salir a comprar, pero no podía seguir viendo cómo los pequeños pasaban hambre.

Cuando empezó a meter los artículos en su bolsa, el dependiente la agarró del brazo en un gesto brusco y levantó parte de su manga para descubrir, para su horror, las partes no maquilladas de color azul.

-¡Una humana! ¡Seguridad, me roban!

-No, por favor, voy a pagarlo- le imploró tratando de zafarse.

-Vosotros nunca pagáis nada, sólo robáis y engañáis, pero ya te darán tu merecido ¡Seguridad!

Un par de guardias planetarios no tardaron en aparecer entre el revuelo causado por la alerta, quienes la llevaron a rastras a pesar de que enseñó el dinero que llevaba. Hacía tiempo que los humanos habían agotado sus propios recursos y se habían visto obligados a mudarse a otros planetas, donde apenas subsistían, si no eran eliminados.