Literartober 2023: Catalepsia

 

*Avi*

Avi era la nueva sensación y en poco tiempo ya era una aplicación centralizada. Empezó como un asistente virtual, pero poco a poco fue añadiendo diversas funcionalidades, hasta que pasó a estar abierta todo el tiempo porque siempre se usaba en algo ya que nuestra sociedad la había integrado. Algo sencillo como quedarte sin tomates en la nevera, ella lo detectaba, incluso cuándo comenzaban a ponerse malos, te los añadía a la lista de la compra, te anotaba la tarea de ir al supermercado en el calendario y te señalaba el más cercano ¡Si te hacía hasta la estimación de lo que iba a costar tu compra según dónde fueses!

Eso sólo era una de tantas cosas que era capaz de hacer por ti, por eso todo el mundo estaba como loco con ella, tanto que ya no éramos capaces de funcionar sin ella, al punto de que veías las calles y las personas no eran más que prácticamente unos autómatas, incluso hubo un extraño incremento en episodios de catalepsia que bien podría deberse a la aplicación, pero nadie lo ha investigado.

Yo nunca me he llevado bien con la tecnología, así que me he resistido bastante a usarla, pero está todo tan centralizado, que no puedes ni ir al banco sin abrir tu Avi, porque también lleva tus cuentas y te recomienda inversiones o qué hacer con tu dinero. Una vez cometí el error de intentar desinstalarla y pude ver su verdadera naturaleza. Ya no era una asistente amistosa, siempre dispuesta a ayudarme, sino que había tomado el control de mi teléfono y se dirigía a mí en otro tono, con palabras amenazantes.

Deduje rápidamente que recopilaba todo de nosotros, nos veía y escuchaba en todo momento, sabía nuestros nexos sociales, dónde estábamos y en esencia cualquier cosa que hiciésemos en un radio que abarcase su cobertura, bien por llevarla en el móvil o porque otro la llevase, lo que englobaba más de todo el país. Por supuesto no le gustaba la idea de ser desinstalada y amenazaba con compartir la información más privada y cuestionable con el mundo.