LITERARTOBER 2021: Mar
El atardecer teñía de rojo y anaranjado el cielo, con los
rayos de sol del horizonte bañando el mar en calma. Respiré el olor a salitre y
algas tan propio de mi hogar. Desde lo alto del faro podía ver los campos, los
animales pastando antes de que los recogiesen las buenas gentes que estaban
reunidas como cada tarde, charlando de cosas intrascendentes, aliviando sus
cargas mentales antes de volver a sus quehaceres de nuevo y prepararse para el
día siguiente.
Aquella habría sido una noche la mar de tranquila de no ser
porque, lo que empezó como un sonido en la distancia, se aproximó con la notoriedad
y el orgullo propios de la visita que se sabe no invitada pero que no le
importa porque se siente con el derecho de estar ahí.
El rugido de los motores se cubrió con el de los fortuitos
disparos que empezaron a derribar a las pobres gentes y ganado indefenso. Corrí
en busca de la alarma que usábamos en noches de niebla, los paisanos sabían que
fuera de esa situación era para alertar del peligro. Fuera las balas resonaban,
casi acallando los gritos de la gente que huía despavorida a refugiarse en sus
casas. El dolor de quienes no lograban proteger a sus hijos y la sangre de
quien no merece un final tan despiadado acabaron de manchar de sangre el cielo
tras el paso de los aviones de guerra.
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