LITERARTOBER 2021: Desván
Ahí estaba, sintiéndome patética, metida en la bañera con
ropa y sin agua, huyendo del mundo una vez más. Demasiado sol, demasiado ruido,
demasiada gente, la vida del exterior era abrumadora, asfixiante y agotadora
para mí. No dejaba de preguntarme cómo era vivir antes de aquel horrible
desván, antes de esas cuatro paredes. No tenía una gran vida, una memorable,
pero solo existir no era una dolorosa agonía ni un cúmulo desbordante de
emociones intensas. No vivía con miedo ni preocupaciones, nada de lo anterior
se comparaba con los días que vinieron después de ser liberada de mi encierro.
La gente te dice después de un accidente o cualquier otro
evento traumático que las cosas serán mejor, es un intento de consuelo por supuesto,
pero nadie te da una fecha, solo te dan golpecitos en la espalda y te dicen que
todo irá bien. Alguien que no ha pasado por un trauma no sabe que en realidad
nunca es tan fácil, que tú ya no eres el tú que eras antes de que te arrollasen
los acontecimientos, que tienes que sobreponerte a lo que te ha pasado y
aprender de nuevo a vivir, pero con las cicatrices. La gente no entiende que no
te recuperes y ya está, que pases de página o cambies de libro con un simple
parpadeo ¡Ya está! Eres libre ahora, ya no estás ahí, vuelve a tu vida. Ojalá
las cosas fuesen tan simples. La terapia ayuda, por supuesto, pero tus heridas
se convertirán en cicatrices que te acompañarán por siempre, más pequeñas,
menos dolorosas, pero latentes.
Quizás te cueste dormir por las noches, salir a la calle,
hablar con otro ser humano sin ser arrastrado por tus miedos, quizás la gente
de tu entorno no te entienda y le canse verte mal ¿Cuánto tiempo ha pasado?
Como si el dolor tuviese fecha de caducidad.
¿Cuánto tiempo me queda antes de poder vivir sin que duela
tanto?
Comentarios
Publicar un comentario