Acuerdos oscuros - Capítulo 4 - Revelaciones
Pasamos de un bar pintoresco a una especie de laboratorio un
tanto atípico. Si en el primero había peces mecánicos, en este eran animales
variopintos danzando por ahí como si estuviesen vivos. El resto del habitáculo
era lo que se esperaba, o al menos yo, más o menos en un lugar así. Tubos de
ensayo y demás utensilios en alguna que otra mesa a parte de recipientes cuyo
contenido preferí no tratar de adivinar. Me indicó que me tumbase en una
camilla algo desvencijada por las esquinas, cosa que hice más asustado que
tranquilo. Me había explicado que era doctora y que varió su profesión hacia la
investigación científica, así que debía dar por sabido que tenía los
conocimientos básicos y el nivel moral para mantener a alguien con vida. Por lo
demás, era como cualquier médico que fuese a hacer su intervención, una
desconocida a la que le estaba confiando mi vida creyendo que su nivel de
profesionalidad y ética le impedirían ser descuidada, aunque desconocía
realmente si su condición de científica le obligaba de alguna manera a mantener
vivo a su sujeto de experimentos. Preferí no darle vueltas y tratar de respirar
con calma. Mientras que intentaba respirar de forma más pausada, ella se cambió
los guantes, se puso una bata y mascarilla y fue a por el material. Casi se me
sale el corazón por la boca al verle que portaba una aguja, detestaba las
agujas.
-Tranquilo, te garantizo que lo haré lo menos traumático
posible, la idea es traerte de vuelta y que estés entero- me explicó en un tono
más serio, más profesional y me ató una goma al brazo.- Te voy a contar cómo va
a ser el viaje- hincó la aguja en mi vena y empezó a extraerme sangre, mi pulso
de desbocaba- igual se te hace un poco largo, así que vamos a charlar un poco
mientras ¿te parece? Así sabré tu nivel de consciencia.
Asentí por lo que ella me sonrió mientras me colocaba un
montón de aparatos.
-Éstos serán para saber que todo va bien, o al menos todo lo
bien que pretendemos que vaya- sonrió de nuevo con un brillo en los ojos, debía
de encantarle aquello.
A continuación me pinchó en el otro brazo, logrando que la
sensación de agobio aumentase.
-Aquí te voy a poner lo necesario para que tu cuerpo no
muera por la pérdida de sangre. No te preocupes, lo tengo todo controlado- me
comunicó dándome una palmadita en el hombro.
-¿Me va a doler el proceso?- pedí saber aún más nervioso.
-Lo he diseñado para que no suceda así, al menos
físicamente. Cuando llegues a cierto nivel de pérdida hemorrágica tu cuerpo dejará
la consciencia y te acercarás al momento que estamos buscando- tragué saliva.-
Para traducirte, vas a sentirte débil hasta que no puedas contigo, de ahí
esperaré un poco mientras te dejo el hilo de vida que necesitamos para que
surta efecto el proceso. Cuando despiertes te vas a sentir un poco hecho
mierda, pero con descanso y buena alimentación no habrá problema.
Asentí nuevamente, aferrándome a la esperanza de que tuviese
total control sobre lo que hacía. Empecé a sentirme sediento, no sabía si
formaba parte del proceso, pero se lo hice saber.
-¿Podrías darme algo de beber?
-Lo siento pero no, es una sensación típica así que no te
angusties, trata de aguantar.
Típica o no, aquel viaje no estaba resultando para nada
agradable, sólo esperaba tener todas las respuestas de golpe para no precisar
volver a pasar por aquello. Poco a poco empecé a sentirme más decaído que los
últimos días, más abatido, más pesado,… Traté de mover los dedos prácticamente
sin éxito, giré la cabeza y por un momento pareció que se fuera a caer. Finalmente
la habitación empezó a moverse y estar borrosa, ahora oscura…
Me sentí caer, mi parte racional intentó decirme que estaba
tumbado, que no podía ser, mas estaba cayendo. Todo a mi alrededor estaba
oscuro y era desconcertante, como una niebla oscura que lo envolviese todo.
Cuando creí que me estrellaría, o quizás descendiese hasta la nada más
profunda, la velocidad de mi bajada se detuvo para suavizarse, dejándome legar
a un suelo que no podía ni ver ni sentir con la ligereza de una pluma. No sabía
si lo más sensato sería avanzar por lo desconocido y tratar de descubrir si
aquella neblina se disipaba en algún momento o esperar a que algo sucediese,
mas no precisé de esperar para que alguien decidiese por mí.
De entre la pura oscuridad emergió una silueta que ya había
visto con anterioridad, debía reconocer que cuando se personaba, más con la
entrada lúgubre que le daba aquel ambiente, era aún más aterrador que plasmado
en papel. Como ocurrió con S, aquel ser se me acercó pausadamente, con
parsimonia y unos movimientos que me producían desconfianza, para olerme
finalmente.
-Quiero hablar contigo- dije sin tapujos ni rodeos.
Para mi sorpresa, éste extendió una de sus garras y atrapó mi
cabeza de repente.
-¿Qué quieres, humano?- retumbó de pronto una voz extraña y
rocosa en mi cabeza.
-Tengo preguntas ¿Qué sois? ¿Quiénes sois? ¿Qué queréis?
-Nosotros sólo somos nosotros, no entiendo tu pregunta-
respondió de nuevo en mi mente, de nuevo sin soltar su agarre.- Queremos
alimentarnos, sobrevivir al igual que vosotros.
-¿Qué coméis? ¿De verdad resucitasteis al mago supremo?
-A vosotros cuando morís, como ahora.
Algo me sacudió, no sabía si por el miedo que me produjo
aquella afirmación o porque se me estaba acabando el tiempo. El suelo que no
podía ver empezó a temblar.
-¿Qué hay de la guerra con los demonios y los ángeles?
¿Quién es el ángel rojo? ¿Y el demonio blanco? ¿Por qué escogisteis al mago
supremo?- ametrallé a preguntas temiendo que no me diese tiempo suficiente.
-Haces muchas preguntas, humano- protestó y trató de hacer
el amago de soltarme, más le agarré la muñeca con fuerza, no me iría de allí
con las manos vacías.
-No sé de qué hablas, aquí no hay ninguna guerr…
Se desvaneció, todo se fue, agarré con fuerza con la
esperanza de traerlo conmigo pero fue en vano, amanecí en la misma camilla, en
la misma sala y con una Vic a mi lado que me miraba con ojos resplandecientes
de curiosidad.
Pasó un rato hasta que conseguí estar estable, ella me
tendió té y pastas para que comenzara a reponerme y se notaba que no podía
esperar a oírme, pululaba alrededor mío con alguna excusa, pero estaba seguro
que no quería apartarse de mí por si me decidía a hablar o quería largarme. Me
había cedido una manta ya que no paraba de temblar, aún no estaba seguro de si
se debía a sus prácticas o a lo que acababa de presenciar.
-Aún no sé qué decirte de lo que acabo de experimentar-
comencé, haciendo que ella se girase y sentara a mi lado a continuación.
-¿Lo has visto?
-Sí… es tal como lo explicaste en el diario, bastante
espeluznante.
-¿Pudiste hablar con él?
-Eso creo, no habla con su boca es algo más extraño. Agarró
mi cabeza con su garra y empecé a oír una voz extraña en ella.
-Comunicación mental, interesante…- comentó con los ojos
como platos radiantes- cuéntame más.
-Estoy confuso- compartí tras dar un sorbo a la bebida
caliente, la cual noté bajar por mi garganta de lo frío que estaba.
-Dime qué te contó, podemos intentar entenderlo juntos.
-Le pregunté qué era, bueno realmente le pregunté como mil
cosas, pero no me concretó mucho. Dijo que ellos eran simplemente ellos, que
querían sobrevivir como nosotros, alimentarse…
-¿De qué?- pidió saber.
-De nosotros, cuando morimos- dije finalmente en un tono
algo cansado, me sentía agotado.
Parecí sorprenderla con mi mensaje, la verdad que no era
para menos, entonces empezó a cavilar, hasta podría salirle humo por las
orejas.
-Entonces… esto corrobora la teoría de los dos planos tal y
como dice el libro sagrado- empezó a agarrarse la nariz y a soltársela
repetidas veces, como a modo de tic bastante curioso- pasamos al otro cuando
morimos o estamos cerca, sólo podemos verlos cuando estamos a punto de
abandonar este y además es posible la comunicación ¡Esto es estupendo!- estaba
realmente entusiasmada, como una niña pequeña a la que le acaban de decir que
la magia es real.
-¿No me has oído? Somos su comida- le espeté.
-Sólo cuando morimos, es decir que el rollo del cascarón y
el alma cobran forma. Nuestra alma será su alimento- de pronto, algo la
sacudió, se quedó muy quieta y con los ojos muy abiertos, en silencio… tanto
que me asusté.
-¿E…estás bien?
-Es todo una farsa…- susurró- ¿Qué te dijo de los ángeles y
demonios?- preguntó con nerviosismo.
-Nada, dijo que ellos son sólo ellos, ni confirmó ni
desmintió.
-¿Y el ángel rojo y el demonio blanco? ¿Qué pasa con los
magos, los alquimistas y todo eso? ¿Le preguntaste? ¿Qué pasa con el mago
supremo? ¿El alquimista…?- estaba agobiándome, de pronto me llovían las preguntas
y se estaba acercando demasiado a mí, como si yo tuviese las respuestas a todo.
-¡Que no me ha dicho!- le alcé la voz, lo que hizo que
parase su torrente de preguntas al momento- No sabía de qué hablaba.
-Esto es malo… esto es muy muy malo- ahora parecía asustada
y contrariada, me estaba mareando con tanta emoción cambiante.
-¡Para de una vez y explícame! No te sigo el ritmo.
-A ver… igual me ha dado un ataque de paranoia, pero como
sea cierto lo que estoy pensando… tenemos una situación curiosa entre manos.
-Pero déjate de rodeos y cuéntame- dije impaciente.
-Enumeremos ¿Nosotros qué sabemos? Empecemos por ahí.
Sabemos que un ángel revivió a Eduardo para que se convirtiese en nuestro guía
espiritual, eso dice el libro sagrado y eso dice él, ya sabemos que es una
farsa, pero hay algunas cosas que son verdad…
-Si absolutamente todo fuese mentira, sería más fácil de
destapar ¿no crees?- elucubré.
-¡Exacto! Pero sigamos. El libro dice que nosotros somos el
clan mago, regidos por el mago supremo y luego está el clan alquimista, regidos
por el alquimista supremo- lo formuló como una obviedad que ambos sabíamos.-
Hacemos todo para conseguir el amparo de los ángeles, quienes son nuestros
guardianes y aparecen cuando morimos para llevarnos a las tierras infinitas del
paraíso, donde los más fuertes lucharemos contra los demonios junto a ellos
para poder preservar el paraíso y no convertirnos en caminantes muertos que
ronden por el sufrimiento eterno ¿Me sigues verdad?
-Sí, sí.
-¿No lo ves? Si estoy en lo cierto, no sólo él es un
farsante, sino todo lo que ha montado, todo nuestro culto- dijo alargando la o
de “todo”.
-¿Pero cómo has llegado a esa conclusión?- quise saber
alarmado y sin estar seguro de que fuese una demencia o una genialidad.
-Piensa, un ángel le revivió. Los ángeles aparecen cuando
mueres por lo que lo más probable es que ese bicho que has visto lo sea.
-Ya, pero no se parecen en nada- me chistó para
interrumpirme.
-Mintió sobre él mismo ¿Qué te hace pensar que no pudo
maquillar la verdad para esto también?- ahí me callé, algo de razón tenía.- ¿Y
si no fue la gracia de un ángel sino un pacto con él?
-¿A cambio de qué? ¿Revivirle?- cuestioné alarmado.
-Puede, pero con esto encaja el porqué de La Luna azul ¿no
te parece?
-¿Cómo?- no comprendía y ella suspiró hastiada.
-Te lo paso porque te he desangrado hasta la casi muerte.
Has dicho que comen nuestra alma, que somos su comida una vez morimos ¿No crees
que es mucha casualidad que precisamente sacrifiquemos humanos cada cierto
tiempo a modo de ofrenda a nuestros benefactores?
De pronto aquel puzle empezó a encajar sus piezas de golpe
ante mis narices y me habría tomado los instantes necesarios para mostrar mi
asombro de no ser porque alguien apareció repentinamente.
-¡Servicio a domicilio!- entonó un alegre Zeta mientras
cargaba una bandeja sobre la que reposaban una botella de vino y varias copas.
-¡¿Qué mierda haces aquí?!- espetó una molesta Vic.- No
entres así sin más.
-¿Para qué quedarme al otro lado de la puerta si total me
estaba enterando de todo?- respondió con descaro mientras servía la
bebida.-Ten- me cedió la copa llena.
-Ni se te ocurra, te va a costar recuperarte si tomas
alcohol. Además te necesito sano- me riñó la muy chiflada, robándomela.
-Deja al chaval, ya tienes lo que necesitabas- comentó muy
ufano y dio un trago a la suya.
La escena estaba pasando más rápida de lo que yo podía
comprenderla, no había duda alguna.
-¿Me quieres explicar qué demonios haces aquí?- le encaró
aún más enfadada.
-Celebrar tu descubrimiento ¡brindemos por la ciencia!- alzó
su cáliz.
-¿Pero estás borracho o qué?
-Para nada Vic, pero pienso arreglarlo ahora mismo-
respondió con una sonrisa pícara dirigida a la aludida.- Venga bebed, no seáis
sosos.
-A veces eres insoportable ¡Largo de aquí!- le agarró de la
manga y tiró de él hacia la puerta.
-Espera, espera aguafiestas, tengo cosas que contaros.
Ella le soltó con resignación y algo de curiosidad tal y
como delataban sus ojos.
-Espero que sea importante y no una tonte…
-¿Acaso un golpe de estado te parece una tontería?- dejó
caer como si tal cosa con una mirada intensa y una sonrisa, dejándonos más que
sorprendidos.
-¿Disculpa?
-Es más una propuesta que información, pero necesitaba
captar vuestra atención. Ahora que ya la tengo, vamos a mostrarnos las cartas.
Tú misma has dicho que Eduardo es un farsante, ahora os voy a contar qué fue de
su hermano.
Zeta nos proporcionó las partes del puzle que nos faltaban,
nos explicó que Benett se alarmó ante el regreso de su hermano y de su nueva
actitud, de las cosas que empezó a decir. Obviamente se opuso al nuevo culto
junto con otras personas, más que nada por los sacrificios humanos que era lo
más preocupante de todo. Cuando éste le increpó y solicitó que abandonase sus
esfuerzos Eduardo lo asesinó, sin embargo no contaba con que una de esas
criaturas lo reviviese también cuando éste le garantizó su futura venganza.
Trató de derrocar su oscuro mandato, pero fue sin éxito,
mucha gente no entró en razón y acabó marchándose, formando una nueva ciudad
con los que se le unieron, con la esperanza de que algún día quisieran
escuchar. No obstante aquel ser no le habló del precio y él estaba muy enfadado
para preguntar cuando todo sucedió, por lo que fue toda una sorpresa cuando
logró descifrar el enigma ya que gracias a las almas de los caídos él
continuaría con vida. Ahí comprendió el por qué su hermano urdió todo el
engaño, no era difícil deducir que con un buen cúmulo de mentiras sus mismos
seguidores irían contentos a su muerte en un reguero de sacrificios, lo que era
muy práctico en vez de ir él mismo a segar vidas. Siempre es más fácil si la
mosca va directa a la telaraña.
-¿Y Benett sigue vivo?- quise saber.
-Sí, pero él no nos engaña como Eduardo, todo eso de que os
sacrificáis por el bien común como ofrenda a los ángeles que os protegen son
tonterías, ni ellos ni Eduardo cuidan de vosotros. Él sí nos cuida y nos
proporciona de todo, no nos engaña, todos sabemos lo que hay, la gente se
ofrece voluntaria, no hay sorteo. Cuando nadie quiera mantenerlo con vida, él
aceptará su destino con gusto.
-Espera, dices “nos” ¿Acaso eres uno de sus seguidores?-
cuestionó Vic sorprendida, a lo que él mostró una media sonrisa.
-Soy casi su mano derecha y no soy el único por aquí,
vuestra ciudad está plagada y no os habéis dado cuenta- ambos abrimos los ojos
como platos.- Estábamos esperando a algo como esto para actuar, nadie hasta
ahora se había molestado tanto en hallar pruebas suficientes para confrontarlo.
Además eres científica, todo el mundo está predispuesto a escuchar tu palabra
imparcial.
-¿Y qué con eso?- rezongó.
-¿Acaso no habéis perdido a nadie importante en toda esta
farsa? Todo el mundo muere, sí, pero todos preferimos que no sea pronto, ni de
manera violenta o forzada ¿No os habéis sentido presos en la red de mentiras de
ese hombre? ¿No creéis que todos deberían saber la verdad y decidir si quieren
seguir salvando el culo a ese egocéntrico?
Sus palabras me hicieron traer de vuelta a Agus, me cabreaba
muchísimo pensar en que su sacrificio noble y bien intencionado no había servido
para nada. Su padre habría muerto igual, pero él no se habría ido ni habría
dejado sola a Ann, la pobre Ann… ¿Cómo iba a contarle algo así? Me partía el
corazón enterarme y yo le sacaba bastantes años como para saber manejar temas
más densos. No paraba de maldecir interiormente a aquel hombre despiadado, a
todo lo que había creado a su alrededor. Agus… Agus se fue por su culpa, murió
por nada al igual que tanta gente ¡No le perdonaría!
***
Uff, ha sido un capítulo un tanto extraño y personalmente para mí algo irónico. Tenía ya pensado lo de desangrar al prota y todo eso pero curiosamente coincidió que empecé a escribir la escena el día antes de tener una analítica de sangre XD
En fin, espero que no os haya dado demasiado asquete y que os llegara a sorprender ¿Os imaginábais algo así? ¿Cuántos queréis un golpe de estado contra Eduardo? *levanta la mano*
Si os gusta mi trabajo os dejo por aquí mi cafetera y me voy silbando, así... sin más... *Sale corriendo y se choca con un árbol* >.<

This work is licensed under a Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0 International License.
Comentarios
Publicar un comentario