El camino del odio - Olga



Nada como un buen café por la mañana, es lo que siempre digo y es algo ya cubierto a estas horas en las que me tomo con calma empezar la jornada.
Mi hermano siempre protesta por esto, pero no puedo resistirme a pasarme por la cafetería y pedir mi vitamina antes de abrir la tienda. Aprovecho para ver el culito tan mono que tiene Harry. Esas nalgas alegran el día a cualquiera.
Me recuerdo mentalmente que debería pedirle salir.
-Disculpe ¿está abierto?- pregunta una mujer con un pelo envidiable.
-Sí, pasa sin problemas- le digo con toda la energía que me aporta la cafeína.
-Muchas gracias, pensaba que estaría cerrado- me comentó mientras ojeaba las estanterías.
-Bueno, eres de las pocas personas que madrugan para ir a una tienda de golosinas- dije de pasada encogiéndome de hombros.
-Supongo, es que tenemos una excursión preparada con el peque y necesitábamos provisiones.
Bueno, a cada uno su droga, pienso al ver a la chica de no más de catorce años con pinta de mono de dulce que acaba de entrar ahora.
Veo en la nueva clienta algo que no me mola nada ¡Me está robando la muy cabrona! A mi hermano le podrá robar que no me importa, pero la otra mitad del negocio es mía y detesto no llegar a fin de mes.
-Ya estás sacando lo que has cogido del bolsillo ¿o te crees que no te vi?- le increpo a ver si se achanta.
La jodía no sólo no se altera, sino que me saca una pipa ¿En serio? ¿Qué padres dejan al alcance de sus críos una pistola? Es más ¿qué hace con una? Yo a su edad jugaba con… bueno yo he sido una cabeza loca ¡pero nunca atraqué a nadie, coño!
-Dame lo que hay en la caja- me ordena algo nerviosa.
Pues vamos bien, a este proyecto de atracadora no le va a gustar que acabo de abrir y que ayer fue la recaudación.
-Te vas a llevar una decepción- me excuso con las manos en alto. Como a la gente con pistola de las pelis les gustaba- pero cerramos la caja ayer- comento nerviosa mientras intento averiguar qué coño hace Rapunzel que no llama a la poli.
¡Pues va bien la mañana! Si ya digo yo que no es sano madrugar.
Camino hacia la caja con las manos en alto y sin darle la espalda. Cambio de ángulo a mi paso así veo que Rapunzel está acojonada y con las manos en alto como yo.
Un estruendo suena de repente afuera asustándonos a todas, pero más susto me acabo de llevar al oír que la puñetera canija acaba de disparar al sobresaltarse. Si es que… no hay que jugar con pistolas, al final alguien acaba con un tiro.
Caigo al mientras me miran asustadas. Bueno la niña no sé de qué se sorprende, no iba a salir agua precisamente. Ostia… y esto duele muchísimo, estoy llena de sangre, sale demasiado rápido.
Tengo frío…















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