Estaba sumergida en un océano enorme en el que había multitud de estrellas y peces. No tenía piernas, en su lugar, una radiante cola de sirena. La paz y la tranquilidad se apoderaron de ella, se sentía tan libre, tan liviana, tan... feliz esa sensación era abrumadoramente alegre, hacía tanto que no se sentía tan bien... Saludó a todos y cada uno de los peces con los que se encontró, nadó y nadó de un lado para otro y deseó quedarse ahí para siempre. Entonces llegó a un lugar con ruinas, era un sitio realmente triste, un montón de escombros de alguna civilización de sirenas ahora era lo único que quedaba y, antes de poder verlas mejor, su felicidad desapareció por completo al percatarse de que hacía un rato que ya no había visto peces, además, ahí ya no había estrellas, era todo tan...siniestro... Siguió avanzando, nadando lentamente entre aquellos restos, esperando encontrar algo de vida en ellas. Para su sorpresa, sintió fuertes ondulaciones en el agua, de pronto todo se...