Silencio, mi cuento empieza - muñeca de cristal

La dulce muñeca de cristal siempre de un lado a otro va buscando un corazón que reemplace el vacío que tiene en su interior.
Pobre muñeca de cristal, no se da cuenta de lo frágil que es, de lo que duele el amor, de que si sigue de un lugar a otro todo irá mucho peor.
El viento la arrastra, el viento la mueve, para chocarse siempre ¡con lo que eso duele!
En mil y un pedazos se rompió más de una vez y después de componerse juró que nunca volvería a ser.
Aseguró muchas veces que no volvería a caer, que intentaría aferrarse a cualquier cosa menos al amor esta vez.
¡Pobre y frágil muñeca! ¿no ves cuánto duele? ¿Por qué te empeñas si volverá a pasar? ¿no estás cansada de llorar? De caer, de desfallecer, de creer que tú misma nunca volverás a ser?
Tantas veces ha dolido, tantas veces has sufrido, pero siempre te levantaste con los pedazos que quedaban de ti y con una sonrisa triste seguías hasta el fin.
Dime, delicada muñeca ¿cómo lo soportas? ¿por qué aún lo intentas? ¿acaso por no estar sola? ¿ o por confiar en quien no debías a mala hora?
¡Pobre y delicada muñeca! No sabes cuánta pena me das, porque veo que de nuevo te romperás.
Pero tú sonríes, porque siempre lo haces, y dices que ésta vez no caerás en errores de antes.

Pero dime, muñeca ¿cómo puedes incluso moribunda sonreír como si no te sintieses cerca de la tumba? ¿Cómo puedes, a pesar de tanto dolor, seguir buscando aunque sea un poco de amor?





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