De imagen a relato - 02





Una banda sonora con aquellas pausadas y tristes notas de piano martilleaba en mi corazón hasta casi romperlo el día que la vi partir. Nunca olvidaré su largo y oscuro cabello en el cual me encantaba soñar, sus ojos grises como las rocas del acantilado del pueblo, donde me sentía cada vez que la miraba fijamente porque con una sola mirada suya era capaz de encogerme el corazón y el estómago a la vez y hacerme sentir que flotaba por las nubes de lo alto que me veía a su lado. Nunca olvidaré aquellos labios carmesí en los que a menudo me sorprendía soñando y tantas ganas tenía de probar, como si de fruta prohibida se tratase.
Aquel día llevaba un vestido de negro funesto, como el destino que ninguno sabíamos que le aguardaba, adornado con el rojo de la sangre que no se encontró en su escena del crimen.
Nunca supimos qué vampiro fue el causante de que aquella flor se marchitara, pero no cejaré en mi búsqueda por los recónditos y más oscuros lugares que halle, ya que no podré dormir tranquilo nunca más sin vengar su muerte. Mi querida Amelia, sólo espero poder reunirme contigo cuando esta encrucijada acabe y estar a tu lado por toda la eternidad pues el día que moriste, algo murió en mí también.





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