Vampiresa

Entre varios la trajeron a la fuerza mientras ella se sacudía para liberarse. La depositaron en una especie de mesa de piedra a la cual estaban unidas unas oxidadas cadenas con las que no tuvieron reparo alguno en atarla. En la hbitación también entró su padre, un juez y un cura, las personas que más autoridad tendrían sobre su persona sin contar al rey.
-La marca en su cuello no deja duda alguna, señoría- indicó el hombre religioso.
-Por favor, no seáis muy duros con ella- suplicó su madre entrando a la carrera y con lágrimas en los ojos.
-Calla, mujer. Esta decisión no te concierne- reprendió el marido.
-Verónica Henderson, estás acusada de oscurantismo y brujería, además de relacionarte con un vampiro ¿qué tienes que decir en tu defensa?- comenzó el juez con solemnidad.
-De lo único que podéis acusarme es de amar a un buen hombre- le respondió furibunda, aún zarandeando sus agarres.
-¡Arrepiéntete, pecadora! La marca de tu cuello no da lugar a dudas.
-Cariño, por favor- suplicó nuevamente la mujer, llorando a mares.
Su marido la miró con desprecio y algo de pena, podía entenderla pero le estaba poniendo en evidencia.
-No quiero que mi hija se convierta en una vampiresa, señores. Padre ¿hay alguna alternativa?
-El fuego- dijo el aludido, haciendo que la madre de la muchacha capturada produjese un grito ahogado.
-Por favor, piedad- chilló.
-El fuego purifica- reafirmó nuevamente.
-Da igual lo que me hagáis, no podéis parar lo inevitable- rió Verónica.
El juez hizo un gesto con la cabeza y un hombre se acercó con una antorcha en la mano que no tardó en depositar sobre la muchacha. El fuego empezó a abrirse paso por la piel de la joven, quien comenzó a aullar de dolor ante los impasibles hombres. Su madre hizo lo propio pero de desesperación cuando fue a intervenir y la sujetaron con firmeza.
Pasó un buen rato en el que sólo los agudos sollozos eran tapados por el griterío de la muchacha, hasta que de la improvisada hoguera sólo quedó un bulto extraño que ya no se sacudía ni emitía sonido alguno, simplemente ambientaba la habitación con un desagradable olor a carne demasiado quemada, mientras su madre se deshacía por dentro al verlo.

Comentarios

  1. Me encanta que este relato justamente fue publicado el 17 de octubre, día de mi cumpleaños. Soy Moisés Level, del grupo Literart.

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