Gnomo

Abrió los ojos aun aturdido para darse cuenta de que estaba sentado a la mesa y ella hacía lo mismo justo enfrente, mirándolo con atención.
-¿Ya te has despertado, dormilón? Llevas un rato echando una cabezadita, esperas algo más y no te da tiempo a cenar- dijo a modo de saludo.- Mira te he hecho guisantes con jamón y patatas cocidas, tu plato favorito, luego tienes huevos fritos y de postre, tarta de chocolate. No es por ponerme flores, pero creo que estará deliciosa, he intentado que me salga justo como la de tu madre.
-¿Qué hago aquí, Holly?- preguntó aun con la voz pastosa.
-Pues quedarte dormido en la mesa ¡Si es que no tienes remedio!- enfatizó con un tono dramático fingido.- Venga, ponte a cenar antes de que se enfríe.
-No quiero cenar.
-No me harás el feo, me he esforzado mucho por hacer la comida que te gusta y tal como te gusta.
-Perdón, no quería hacerte el feo, pero no tengo hambre.
-¡Bobadas! Lo que pasa es que llegas reventado del trabajo y claro, apetece más dormir que comer.
Holly cogió una cuchara y se dispuso a darle de comer como a los niños pequeños.
-¡Las cosas que me haces hacer! Ay pero ¿qué harías tú sin mí?- comentó en un tono cariñoso.
-Holly, por favor, no tengo hambre, sólo quiero irme a casa.
-Ya estás en tu casa, tontín, con tu mujercita.
-No, yo no vivo aquí y tú no eres mi mujer. Ella estará en casa muerta de preocupación, así que te pido por favor que me desates y me dejes marchar.
El rostro y el tono de Holly cambiaron.
-Ya te faltaba tiempo para sacarme a esa... mujerzucha. Encima después de todo lo que me he esforzado en clavar la puta receta del pastel de tu madre ¿Sabes cuántas horas me he tirado en la puta cocina? Desagradecido- su tono cada vez era más alto y su enfado más notorio.
-Lo siento mucho, no sé qué película te has montado, pero te pido que pares. No estamos casados...
-¿Cómo puedes ser tan cruel? Tenías que sacarlo a colación ¿verdad? Tenías que restregarme que soy la otra ¡encima delante de nuestro hijo!- profirió señalando a una de las sillas.
-Es un puto gnomo de jardín, Holly ¡por el amor de Dios!
-¡No te atrevas!- le gritó muy cerca de su cara y señalándole con el dedo.- No hables mal de Pete en mi presencia, él no tiene la culpa de tus líos de faldas. Ahora mismo vas a comer esta rica comidita y vas a irte a la cama, ya verás que lo ves todo de otra manera- le indicó intentando suavizar el tono.
-Por favor, déjame marchar.
Su interlocutora se enfadó tanto que tiró de un barrido todo lo que había sobre la mesa.
-¡Mira lo que me haces hacer! Pues ahora vas a la cama sin cenar.
Dicho esto y para el horror de Peter, le inyectó un líquido extraño en el brazo que lo devolvió al mundo de las pesadillas.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Menú de historias disponibles

Literartober 2023: Gato negro

Literartober 2023: Mansión