Silencio, mi cuento empieza - Mientras duermes III
Llegamos hasta lo que parece el pasillo de un hospital, pero
no está tan blanco e inmaculado como suelen ser de por sí, sino que hay manchas
extrañas por todas partes, niebla oscura en ocasiones. Esto es bastante
escalofriante, y no sé qué hacemos aquí, la verdad, no comprendo nada.
Antes de que ella lo mencionara nunca me había parado a
pensar en cómo era mi vida antes de esto, simplemente no necesitaba saber, lo
que veía era mi vida y me gustaba, de alguna manera me sentía segura. Sin
embargo ahora… había muchas preguntas en mi mente, y esa sensación de vacío que
provocaba el no tener respuesta para ellas no me gustaba nada, así que,
cualquier cosa que debiera mostrarme, sería bienvenida.
Nos paramos en frente a la puerta 407, ésta también tenía
manchas oscuras y salía a través de ella una espesa niebla oscura.
-Ya hemos llegado – anunció – quiero que comprendas por qué
te he traído aquí, pero antes una pregunta: ¿Quiénes son esos seres contra los
que combates?
Me paré a pensar, creo que realmente no lo sabía muy bien,
no con detalles, así que respondí mientras me encogía de hombros.
-Ni idea, sé que no son buenos, que hacen daño a la gente,
por eso hago lo que hago, purifico el ambiente para dañarlos y borrar el mal
que hacen y les aprisiono en las cuentas para que no vuelvan a molestar. No sé
nada más allá de eso.
-Bien. Ellos son sombras del inframundo, vienen cuando los
humanos son vulnerables para arrastrarlos con ellos y depende de la fortaleza
de aquel a quien ataquen que lo consigan. No siempre matan a sus víctimas, por
supuesto, pero si la dañan de alguna manera. En tu caso, los has enfrentado
previniendo las pesadillas que crean mientras otros duermen, siempre acuden
cuando hay alguien con una vida tormentosa y muchas preocupaciones o que esté
mal de salud, siempre surgen gracias a esa brecha que separa la vida de la
muerte ¿Comprendes?
Asiento con la cabeza y ella continúa.
-Este ambiente oscuro, estos rastros por todas partes, esta
niebla, es lo que provocan a su paso.
-¿Por eso me has traído aquí? ¿Quieres que lo limpie todo?
-No, has hecho un grandísimo trabajo, ya es hora de que
vuelvas – dijo con una cálida sonrisa, intentando tranquilizarme.
-No comprendo.
-Ahora lo harás – dijo abriendo la puerta
Aquella habitación estaba tan plagada de niebla que costaba
ver a través, pero sí se podía apreciar claramente las siluetas oscuras que
allí había, rodeando lo que parecía ser una cama.
Los monstruos se giraron para mirarnos y Tiffany comenzó a trabajar,
a purificar el ambiente gracias a las herramientas de trabajo que tanto había
usado hasta hacía un par de horas.
Fui a sacar las mías para ayudarla, pero me sorprendí y
alarmé al no encontrarlas.
-¿Por qué yo no tengo? – le pregunté mientras ella intentaba
aguantar los ataques de aquellas criaturas, doloridas porque su oscuridad se
iba disipando poco a poco.
-No las necesitas- me contestó – tienes una misión aún más
importante, dijo señalando a la cama que había en la habitación.
Eché un ligero vistazo y retrocedí asustada al verme tendida
y magullada en ella.
¿Cómo podía ser si yo estaba aquí?
-No puede ser – murmuré
-Lo es, eres tú
-¿Y cómo puede ser posible?
-Tuviste un accidente y te golpeaste fuertemente la cabeza,
estás así desde entonces. Todo el tiempo que combatiste contra las sombras de
otros, una parte de ti siempre estuvo aquí y las sombras te rondaban desde
entonces, pero ahora eres lo suficientemente fuerte como para despertar – dijo mientras
atrapaba un par de sombras en su pulsera, que gritaron agónicamente.
Aún quedaban muchas, eran como una docena.
-¿Qué debo hacer?
-Sólo volver a unirte, no tienes más que acercarte y el
resto vendrá solo.
-¿Y qué pasará contigo? Son demasiados
-Estaré bien, pero si no los mantengo a raya no podrás
despertar, y son muy pesados así que date prisa.
Se la veía algo cansada, lo que me preocupó, no la había visto
nunca en acción, pero no sabía si aguantaría aquello.
-Déjame ayudarte – le pedí
-No puedes ni debes, tu misión es volver – dijo atrapando
otro más - ¡Vete! – dijo empujándome hacia la cama
Quería resistir pero algo empezó a tirar de mí, debí de
acercarme lo suficiente como para que sucediese. Una fuerza misteriosa tiraba
de mí, acercándome hacia mi yo tendida en el hospital.
-Te echaré de menos – pude gritarle antes de que ella y las
sombras se desvaneciesen
-No me recordarás – dijo antes de dejar de verla.

This work is licensed under a Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0 International License.
Comentarios
Publicar un comentario