La canción del bosque
La puerta de la entrada se abrió con brusquedad y por ella
salió la pequeña Aby corriendo con la mejilla roja, dolorida y surcada por una
fría lágrima. Se adentró sin pensárselo dos veces en la noche oscura y nevada
sin apeas abrigo, lo único en lo que pensaba era en alejarse de su familia.
Se adentró en el bosque buscando la soledad, o quizás eso
pensaba ella, no quería pasar la Navidad con esas personas, sin embargo añoraba
la idea de un lugar acogedor donde no sentirse sola, donde hubiese gente
agradable con la que festejar. Llevaba un rato caminando cuando le
sorprendieron unas notas furtivas que llegaron a sus oídos, una melodía que
parecía venir del corazón del bosque. El dolor y la tristeza dieron paso a la
curiosidad, Aby enjugó sus lágrimas y avanzó con decisión, siguiendo aquella misteriosa
música.
Al fin llegó a una zona más iluminada, donde sonaban risas
alegres, conversaciones amenas y aquellas notas tan embriagadoras. Un grupo de
personas de distintas edades rodeaban un árbol alto que estaba decorado para la
festividad. Al darse cuenta de su presencia, no dudaron en sonreírle y hacerle
un hueco como a una más, invitándola a que se quedase a la celebración. La niña
se sorprendió, pero el ambiente era tan agradable que no tuvo ni un atisbo de
duda y aceptó la oferta.
Aquella noche bailó alrededor del árbol, habló con los
presentes, rio con ellos, olvidó su tristeza y su mejilla y corazón dañados.
Por la mañana la encontraron recostada sobre el tronco, cubierta de hojas y con
la nieve apartada de ella. Los fantasmas del bosque se encargaron de que no
pasase frío, de que pudiese volver la mañana de Navidad.
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