Era la noche perfecta para ver la lluvia de estrellas y acampar bajo aquel espectáculo. Tenía todo listo, tan solo hacía falta que empezara el espectáculo. Fui a revisar una vez más el telescopio, que estuviese todo bien calibrado y en la posición correcta y, en mitad de mi tarea, pude ver cómo una pequeña araña correteaba por la superficie del mismo, con esas patitas que tanta grima me daban. Obviamente hice lo que debía, no iba a permitir que un bicho inmundo hiciese su casa en un objeto tan preciado y caro, ese asqueroso ser ya no corretearía más por ningún lugar. El primer destello se hizo notar, así que me dispuse a observar el firmamento. Llevaba poco tiempo disfrutando de aquel maravilloso espectáculo cuando sentí un cosquilleo por mi brazo, así que desvié la mirada. Otra insulsa araña osaba posarse esta vez sobre mí, por lo que hice un barrido con mi mano para sacarla de ahí. No tardé en notar lo mismo por mi pierna, algo que me produjo un escalofrío, pero era esa sen...
Comentarios
Publicar un comentario